
Field Lab de John Wells en el desierto de Texas
¿Qué cosa es esa del hogar? ¿Qué esperamos de él? ¿Está cerrado ese concepto o es posible que este tiempo de hoy esté anunciando otro de mañana con hogares más pequeños, más ligeros, autosuficientes y portátiles?
El documental Microtopia, de la productora sueca Solaris Filmproduktion, fundada y dirigida por Jesper Wachtmeister, con más de 10 películas en el ámbito de la arquitectura, el arte y la cultura en general, muestra 9 proyectos de arquitectos, artistas y diseñadores de distintos países, que exploran los límites del concepto de vivienda.
- La casa absolutamente elemental, solitaria, autosuficiente y ecológica que John Wells, fotógrafo originario de New York, se ha construido en el desierto de Texas; un refugio lo más alejado posible de la “civilización”, con la que se comunica a través de un blog en el que va contando su particular experiencia, su aprendizaje cotidiano.
- Richard Sowa, artista británico que abandonó todo para construirse una isla (ya es la segunda, después de que una tormenta destruyera la primera) en Cancún, México; una isla de botellas de plástico recicladas atrapadas en redes de pescador.
- La arquitectura portátil de Jennifer Siegal, arquitecta norteamericana con oficina en Los Angeles especializada en desarrollar soluciones prefabricadas que pueden ser instaladas en cualquier parte; facilitando una vida en contacto con la naturaleza.
- Las casas sobre ruedas que en los Estados Unidos se han convertido en todo un movimiento social y Jay Shafer, su referencia; quien a través de su empresa Tumbleweed comercializa unas viviendas de madera que parecen reproducciones en miniatura, montadas en un remolque que les permite viajar a donde quieran.
- El francés Stephane Malka y los espacios urbanos, una auténtica provocación que no puede evitar llenar de vida, convertirlos en vivienda de alguna manera; fantaseando con escenarios reales a los que incorpora sus unidades habitacionales.
- Aristide Antonas, arquitecto y escritor griego con un doctorado en filosofía, con actividad entre Atenas y Berlín, desarrollando un rico trabajo teórico y especulando con las posibilidades que esta era tecnológica ofrece para una vida nómada.
- Las tiendas colgadas de los troncos de los árboles del escultor y diseñador holandés Dré Wapenaar, para ser tan respetuoso cuando vas al campo que ni siquiera tocas el suelo.
Y por último dos proyectos que parecen inspirados en la “ciudad caminante” y la “ropa para vivir en ella” de los Archigram.
- Un vestido en forma de kimono, que cuando se infla por la acción de una batería que se carga con una placa solar incorporada se convierte en un contenedor cilíndrico habitable para dos personas; de Ana Rewakowicz, artista nacida en Polonia, de nacionalidad ucraniana y residente en Canadá.
- Y una cápsula con patas hidráulicas, del colectivo de artistas danés N55; una casa caminante para una vida nómada pero lenta.
En resumen, el documental Microtopia nos muestra sueños de vida distinta que priorizan la libertad frente a la estabilidad y se sustentan en realidades tecnológicas que han cambiado el mundo de la energía y las comunicaciones.
Algunos de ellos se adelantan a su tiempo y otros juegan a provocar; todos ellos son inspiradores.

Crane Room de Aristides Antonas
La mayoría de ellos más artístico-provocadores que prácticos. La cuestión, sin imposiciones, será siempre, dentro de los límites de cada sociedad, dónde y cómo sentirse más cómodo para vivir y desarrollarse.
He leído que Herman Hesse escribió algo así: “Home is neither here nor there. Home is within you, or home is nowhere at all.” Yo creo que en español se ha traducido con otro matiz pero es inspirador en cualquier caso. A lo mejor tú, que conoces el alemán, puedes enriquecer la cita. Gracias, Faust.
Me parece interesante la propuesta en cuanto a practicidad por los tiempos de crisis que corren, y también por la facilidad que proporciona un espacio pequeño en el momento de mudanzas y de vidas nómadas. Sin embargo, y volviendo al tema crisis, precisamente los que han tenido casa grande son los que han podido echar un cable a aquellos que se quedaron sin su hogar. Si inevitablemente tenemos que tener casa pequeña esta oferta, que ha estudiado con profundidad el sacarle el mayor partido al mínimo espacio, me parece fantástica, pero si uno sí pudiera alcanzar y mantener casa grande ¿no sería mejor para poder acoger a familias reunidas? ¿No sería esa otra alternativa, la de casas grandes para numerosos miembros que la habiten?
Primero de todo asegurar que no es mi intención decidir cuál es el modelo de casa en la que “deben” vivir todas las personas. Yo estoy interesado en opciones diferentes al modelo único en el que creo que vivimos y pretendo contarlas de forma estimulante.
La posibilidad de casa compartida, que no tiene por qué ser exclusivamente familiar, también me parece una opción diferente y seguro que le dedico un artículo más adelante.
Clara, muchas gracias por tu propuesta y comentario argumentado. Espero seguir ofreciéndote ideas sobre las que pensar.